Dominicos: “Seguir sembrando el Evangelio en esta sociedad”

Fr. Vito Tomás Gómez García, OP, Maestro en Sagrada Teología

Entrevista a Fr. Vito Tomás Gómez García, OP, Maestro en Sagrada Teología (Magister in Sacra Theologia)

El grado de Maestro en Sagrada Teología “significa un estímulo muy poderoso que me obliga a ofrecer a la Orden en la Iglesia todos mis esfuerzos, con el propósito de seguir empeñado en la siembra del Evangelio en esta sociedad, que es la nuestra”, afirma Fr. Vito Tomás Gómez García, OP, quien recibió este título del Maestro de la Orden en 2022, en la siguiente entrevista concedida a los medios de Ordo Praedicatorum:

Magister in Sacra Theologia[i]

¿Qué significa para usted haber recibido el grado de Maestro en Sagrada Teología del Maestro de la Orden?

Significa que debo agradecer a la entera Orden de Predicadores, en la persona del Maestro que la dirige, las innumerables gracias que vengo recibiendo desde que me acerqué al seminario menor que tenía mi Provincia de Aragón hasta el presente, que pertenezco a la nueva Provincia de Hispania, que en capítulo provincial me propuso. La Orden me ha proporcionado la ayuda de personas, oportunidades y medios, sin los cuales me hubiera sido imposible seguir tras las huellas de Santo Domingo y de tantos otros modelos e intercesores de la Familia Dominicana. De cara al futuro significa un estímulo muy poderoso que me obliga a ofrecer a la Orden en la Iglesia todos mis esfuerzos, con el propósito de seguir empeñado en la siembra del Evangelio en esta sociedad, que es la nuestra.

En su opinión, ¿cuál sería la propuesta teológica actual de la Orden a la Iglesia y al mundo?

Nuestro hermano Santo Tomás, al pensar sobre el cometido de una nueva familia religiosa en la Iglesia que, como es sabido, fue combatida por autoridades académicas del tiempo, escribía en su defensa que pretendía, ante todo, imitar en su integridad a Jesucristo hacia al que nos guía nuestro Fundador y así ofrecer el camino del Evangelio a los hombres. Es, en definitiva, el programa para nuestro quehacer teológico, desarrollando las posibilidades y los medios recibidos de Dios en nuestra época concreta. La Orden está llamada a brindar a la Iglesia una profunda reflexión sobre el misterio divino y del hombre dentro de una sociedad que ha de estar abierta a la trascendencia; el Dios que se manifiesta en el amor misericordioso de la Encarnación de su Hijo y en el acompañamiento indefectible del Espíritu Santo. Estimo que la propuesta teológica que la Iglesia necesita de nosotros es un servicio realizado desde las fuentes de la Revelación, de una familiaridad con el pensamiento cristiano de las diferentes épocas, sin descuidar la indagación de la reflexión filosófica e histórica de la humanidad. El avance realizado en el pasado es un compromiso para nuestro estudio en la modernidad. Por otra parte, se dispone hoy de medios que difícilmente hubieran soñado las generaciones que nos precedieron. Tan solo un ejemplo: en el presente es posible consultar desde nuestras sencillas celdas obras que llenan el espacio de muchas bibliotecas y, además, saber en qué bibliotecas se hallan los fondos bibliográficos que ayudan nuestro trabajo. La propuesta teológica, fraguada en comunidad de oración y vida, ha de estar bien fundada, aun en el caso de transmitirla por medio de artículos o ensayos. Pero no debemos renunciar a los libros que son fruto de una investigación continuada.

A la luz de la teología del Matrimonio, ¿Cuál debe ser la respuesta de la Orden y de la Iglesia a los desafíos a los que se enfrenta la familia hoy?

Venimos a la existencia en el seno de una familia y hemos de considerarla como nuestra primera escuela en el vivir. En ella recibimos los medios para el desarrollo anímico y corporal, así como cuanto se refiere a lo religioso, cultural y modo de comportarnos con los demás. La familia normalmente nos incorpora a la Iglesia y a la sociedad, a la formación en general y a la educación en la fe. Siempre es nuestro hogar con todo lo que ello significa. Hacia los fundamentos que sustentan el sacramento matrimonial ha de dirigirse nuestra reflexión desde las áreas a que se extiende su teología, con el método ya apuntado para el quehacer teológico en general. Ni qué decir tiene que el área del matrimonio y la familia urgen a una reflexión y pastoral que de ella ha de brotar. En nuestro tiempo y dentro las sociedades. En realidad, la familia ha de sustentar a la sociedad y esta depende de los valores que encarne aquella.

¿De qué manera el Sacramento de la Reconciliación puede ayudar a los jóvenes de hoy?

Desde la teología, que abarca al ser humano en su relación con Dios y con los demás, hay que partir de que nacemos con una exigencia de reconciliación. Nuestro reencuentro pleno con Dios se realiza normalmente por el Sacramento del Bautismo, o por los cauces misteriosos extra sacramentales que disponga el poder misericordioso de Dios ante la imposibilidad de recibirlo. Recordemos aquellas palabras del Concilio Vaticano II en la constitución «Lumen Gentium» n. 16: «La divina Providencia tampoco niega los auxilios necesarios para la salvación a quienes sin culpa no han llegado todavía a un conocimiento expreso de Dios y se esfuerzan en llevar una vida recta, no sin la gracia de Dios». En el sacramento fontal no sólo desaparece toda mancha de pecado, sino que se nos da la plenitud de la gracia para que se desarrolle en virtudes y dones del Espíritu Santo. Para mantenerla y aumentarla en nosotros el Sacramento de la Reconciliación es ayuda necesaria para todos los bautizados. Una vez más, el quehacer teológico y la pastoral consiguiente no debe descuidar su labor para que reine la salud en el cuerpo místico de Cristo. La Reconciliación es sacramento que aporta la salud necesaria, también para superar tantas situaciones que bloquean y hasta repercuten en lo físico. La pastoral de niños y jóvenes ha de poner el acento en el medio instituido por Dios para recorrer el camino de la vida con una salud y fuerza adecuadas.

¿Le gustaría agregar algo?

Relacionado con la respuesta anterior, quisiera compartir esta reflexión. En todas nuestras comunidades a mediados del siglo XIII se hallaba, por prescripción de capítulo general, un libro titulado: «De modo docendi pueros», del modo de enseñar a los niños, escrito por Fr. Guillermo de Tournai, OP, de cuyo manuscrito se ha hecho una edición para estudiantes en Indianapolis (EEUU), en 1955. Espigamos algunos pensamientos contenidos en él: La enseñanza es fruto del amor; debe extenderse a las costumbres y a la ciencia. Cuanto se recibe en la juventud se mantiene con gran firmeza hasta el final de la vida. Es deber de los padres educar a sus hijos para que no se pierdan, ni unos, ni otros. Los maestros han de gozar de buenas costumbres. Entre el mal profesor hay que evitar especialmente al avaro que, al desentenderse del progreso de los niños, piensa más en atesorar dinero que en instruir y formar a sus alumnos. Los niños han de ser instruidos en la fe, costumbres y ciencia. La fe es como la buena raíz del alma. Ha de recibir instrucción la familia toda, tanto los hijos como las hijas, los siervos como las siervas. Se ha de conseguir una familia limpia, sin tacha, fiel al prójimo, humilde y sumisa a Dios. La pastoral a través y en el campo de la enseñanza fue, desde el principio, algo muy nuestro; Santo Tomás lo aclaró en varias de sus obras.


Fr. Vito Tomás Gómez García nació en Villacorta (España) en 1943. Hijo de la Provincia de Hispania, profesó en la Orden de Predicadores en 1960. Obtuvo la Licenciatura en Teología en 1968. Posteriormente obtuvo la Licenciatura en Historia Eclesiástica en 1971 y el Doctorado en 1989 en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma con una tesis publicada íntegramente, titulada “El Cardenal Fr. Manuel García y Gil, Obispo de Badajoz y Arzobispo de Zaragoza (1802- 1881)”. Fue profesor en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia desde 1971 hasta pasar a Catedrático Emérito en junio de 2013. Ha impartido cursos de Historia de los Dogmas, Historia de las corrientes eclesiológicas en la época de la Baja Edad Media y del Renacimiento, Metodología General Científica e Historia de la Iglesia en sus diferentes etapas y, con especialidad, en la Época Moderna y Contemporánea. Fue Secretario y Director durante varios años del anuario “Escritos del Vedat”, y de la revista “Teología Espiritual”, ambas publicaciones de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia, Sección PP. Dominicos. Fue durante doce años Postulador General de las Causas de Canonización de la Orden de Predicadores con residencia en Roma. En la actualidad es Promotor de las Causas de Canonización de la Provincia de Hispania y Profesor de Historia de Santo Domingo y de la Orden de Predicadores en el Noviciado de la misma Provincia en Sevilla.


[i] Se trata de un título honorífico concedido por el Maestro de la Orden, siguiendo la recomendación del Consejo general conforme a algunos requisitos exigidos para la concesión del mencionado título. El título data de 1303, cuando el Papa de entonces Benedicto XI, dominico, creó este grado para que la Orden de Predicadores pudiera conceder la facultad de enseñar teología. Actualmente es un título honorífico y exclusivamente académico, pero es el reconocimiento más alto de excelencia en las Ciencias sagradas dentro de la Orden de Predicadores.

Foto home: dominicos.org

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