Entrevista a Fr. Basil Cole, Maestro en Sagrada Teología (Magister in Sacra Theologia)
Fr. Basil Cole, OP, hijo de la Provincia de San José (Estados Unidos), quien fue ordenado sacerdote en 1966, obtuvo el Doctorado en Sagrada Teología por la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino de Roma – Angelicum y desempeñó diferentes cargos relacionados con la docencia y la formación, recibió el grado de Maestro en Sagrada Teología (Magister in Sacra Theologia) de la Orden de Predicadores, que le fue otorgado por el Maestro de la Orden, Fr. Gerard Timoner III, OP, en 2023.
En la siguiente entrevista concedida a los medios de Ordo Praedicatorum, fray Basil Cole, OP sostiene que hoy la Orden necesita formar predicadores capaces de convencer a la gente de que abandone estilos de vida desordenados, precisando que los antiguos conceptos teológicos no harán este trabajo, pero si son un respaldo para el predicador, y subrayando que en el mundo de hoy, caracterizado por un declive moral, hay necesidad de predicadores que no teman responder a preguntas difíciles y convencer a la gente de la verdad del pensamiento moral.
Magister in Sacra Theologia1
¿Qué significa para usted haber recibido el grado de Maestro en Sagrada Teología del Maestro de la Orden?
Aunque deseaba recibir el honor de Predicador General en mis primeros años como dominico, y me desilusioné cuando la Constitución revisada abolió el honor, me volví más consciente de que me convertí en un fraile predicador para otros, no para mí mismo. Además, nunca me consideré alguien capaz de ser honrado con el título de Maestro en Sagrada Teología. Me sentía más inclinado a ser administrador de un priorato y luego predicador. Durante muchos años de mi vida dominicana, se me ocurrió que llegar a ser un predicador es más que desarrollar un arte de retórica. En el corazón de una simple homilía a los niños, o en retiros para los laicos, o retiros para sacerdotes y religiosos, uno debe convertirse en un teólogo dentro de los límites de sus talentos. Durante mis años de formación, no me sentí atraído por la teología de Santo Tomás de Aquino o de sus comentaristas. Más bien me sentía más afín a los escritos de D. Von Hildebrand, Jacques Maritain y muchos otros que habían influido en generaciones anteriores. No fue hasta que me convertí en un joven colaborador de Germain Grisez, cuyos escritos me inspiraron, que esta experiencia me atrajo hacia las obras de Aquino de una forma en la que Santo Tomás me hablaba. Mientras predicaba misiones parroquiales durante veinticinco años, me mostraba de acuerdo o en desacuerdo con la monumental obra de Grisez, capítulo a capítulo, Camino del Señor Jesús. Unas veces aceptaba mis críticas a sus ideas y otras rechazaba muchas sugerencias para mejorarlas. Esta experiencia, a su vez, me dio cierta confianza en mi capacidad y poco a poco me fue orientando cada vez más hacia los escritos de Santo Tomás. De alguna manera, las enseñanzas de mis formadores originales cobraron vida en mi mente y en mi corazón. También empecé a ver lo prácticas y fieles a la realidad que eran las obras teológicas y filosóficas del Aquinate, tanto natural como sobrenaturalmente.
En su opinión, ¿cuál sería la propuesta teológica actual de la Orden a la Iglesia y al mundo?
Hoy en día, la Iglesia en los Estados Unidos y en el mundo occidental parece vivir de sentimientos subjetivos más que de principios. Lo que las generaciones pasadas más o menos cristianas, si no católicas, consideraban malo, ahora se ve como un bien que hay que perseguir o tolerar, aunque no siempre sea personalmente satisfactorio. Se podría decir que la nueva definición de la felicidad consiste en seguir lo que resulta natural, libremente elegido y hace sentirse bien. Los dogmas, los mandamientos, los consejos, las admoniciones son irrelevantes mientras no se haga daño a nadie. En el campo de la medicina, lo que es posible debe ser perseguido y seguido. Las experiencias sexuales son todas buenas excepto la violación, la teleología corporal puede rehacerse, la eutanasia puede hacerse para salvar a alguien de sufrimientos indebidos y también salvar a un país de gastos indebidos manteniendo vivos a los ancianos. El matrimonio y la vida familiar pueden manipularse para que sean lo que uno quiera, el adulterio como una especie de matrimonio con o sin anticonceptivos puede ser un bien a perseguir, se dan relaciones con muchos miembros de ambos sexos, se casan miembros del mismo sexo. El casi colapso del sistema financiero se cierne sobre nosotros. Estos desvalores son sólo la punta del iceberg de una cultura caótica que está a punto de morir. La tarea de la Orden en estos tumultuosos días de declive económico y moral no consistirá en crear un nuevo sistema metafísico de pensamiento. Una nueva cristología o un nuevo proyecto trinitario no son la solución a los enormes problemas a los que se enfrenta la civilización. Dialogar con ateos, musulmanes o protestantes no puede ser el gran reto de la Orden hoy. Lo que la Orden necesita hoy es formar predicadores capaces de convencer a la gente de que abandone estilos de vida desordenados. Los antiguos conceptos teológicos no harán este trabajo, pero si pueden ser un respaldo para el predicador. Como se dice a veces en la guerra, “necesitamos botas sobre el terreno”. Si bien necesitamos autores que escriban para revistas eruditas, aún más necesitamos frailes en Internet que convenzan a su público de los valores de la castidad, el amor desinteresado, la vida familiar, y que respondan a preguntas sobre la fe. Por cada autor de la Orden, necesitamos diez predicadores que no teman responder a preguntas difíciles y convencer a la gente de la verdad del pensamiento moral.
En el contexto de los escándalos que involucran al clero, ¿cuál sería la contribución de la teología moral a la formación de los futuros dominicos?
Los formadores deben ser también teólogos capaces de explicar y convencer a sus hermanos de la altura y profundidad de lo que significa poseer la castidad con votos. Los alumnos deben comprender que las tentaciones de la carne no son ni pecados ni signos de ser malos. Hay muchas maneras de afrontar este tipo de tentaciones y los alumnos deben conocerlas y convencerse de que llegar a ser casto es una verdadera realización y un fundamento profundo para crecer en la contemplación, la studiositas y aprender a sacrificarse por el bien de la propia comunidad. El futuro sacerdote o profesor formado podrá entonces convencer a los casados y a los solteros de la realización del autodominio de esta pasión por el placer queriendo y viviendo los valores de la castidad. En muchos casos, la causa de los escándalos entre los frailes se remonta a su vida antes de convertirse en dominicos. En una cultura en la que la licencia sexual es la nueva normalidad, mirar pornografía en Internet, tener padres que miman a sus hijos o los critican en exceso, produce jóvenes adultos que básicamente no están afirmados en su masculinidad, produciendo una imagen negativa o positiva exagerada de sí mismos. En última instancia, esa falsa paternidad conduce a la tristeza o a una pobre imagen de sí mismo o a una persona que piensa que no necesita formación. También conduce al mal humor. Tales problemas morales hacen que la oración, el estudio, la contemplación y la vida comunitaria sean mucho más difíciles para adquirir estas y otras virtudes. Una vez que los hermanos son aceptados en un noviciado, los formadores tienden a suavizar la disciplina o la observancia regular como si estas disposiciones simplemente desaparecieran con el tiempo. Ignorar los problemas en el noviciado y el estudiantado sólo produce problemas más graves más adelante, lo que en parte explica el caos de abusos sexuales que se ha producido en muchas comunidades. También ha sido la explicación del descenso del número de vocaciones en el mundo occidental.
Entre los teólogos dominicos que han enriquecido la historia de la Iglesia, ¿cuáles considera los más actuales y por qué?
Además de los gigantes del pasado (Aquino), son muchos los que, en menor medida, han hecho incursiones en sus campos de especialización (Austriaco en bioética, Emery y White en dogmática, Caesario, Pinckers y E. Sullivan en teología moral, … en patrística, … en teología sacramental, … en Escritura). Debido a los numerosos problemas actuales, ningún teólogo contemporáneo tiene todas las respuestas.
¿Cómo se concibe la familia en una sociedad como la estadounidense?
En Estados Unidos no existe un concepto abstracto de “familia” de talla única. Hay demasiadas variantes que impiden al teólogo generalizar, en gran parte debido a la revolución sexual que comenzó tras la Primera Guerra Mundial. Se podría decir que hay familias católicas que todavía rezan juntas, van a misa y enseñan a sus hijos (“homeschoolers”) o los envían a escuelas de gramática y secundaria laicas o católicas. Por otro lado, hay muchas familias divorciadas con nuevos maridos y esposas con o sin hijos anteriores, hay variaciones de familias entre las que se agrupan bajo las siglas LGBTQ+, hay familias monoparentales o criadas por adopción o por un pariente consanguíneo que ocupa el lugar de la madre y el padre, y hay familias de religión mixta que dejan que los hijos decidan qué religión elegir cuando son mayores para pensar por sí mismos, mientras que los matrimonios mixtos parecen cada vez más aceptables, con sus propios problemas. En este variado “guiso” de la vida familiar, los teólogos dominicos parecemos evitar hacer comentarios, ya que tendemos a mantenernos alejados de lo que es controversial en el orden práctico y nos sentimos más cómodos con temas abstractos que se encuentran en la teología dogmática.
¿Hay algo que le gustaría añadir?
A veces tengo la impresión de que a los frailes les gusta convertirse en “peritos” en su pequeño interés teológico y reclamar una “propiedad” como si cualquier cosa fuera de su campo de interés no fuera realmente importante. Estamos llamados a convertirnos en verdaderos pensadores, tenemos que pensar más allá de la “burbuja”. La teología es algo así como una manzana: un mordisco no es suficiente.
Fr. Basil Cole, OP, ingresó a la Orden en 1960 y fue ordenado sacerdote en 1966. Terminó sus estudios teológicos en Le Saulchoir en Etiolles, Francia, obteniendo el lectorado y la licenciatura en 1968. Posteriormente obtuvo el doctorado en Sagrada Teología por la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino de Roma – Angelicum. Tras enseñar teología y filosofía en el Pilarica College de las Hermanas de Notre Dame (1968-69), fue elegido prior de St. Dominic’s en San Francisco, donde también fue párroco, miembro del consejo provincial y conferenciante en diversas instituciones (1970-1975). Elegido prior de la comunidad de la Daniel Murphy High School de Los Ángeles en 1975, entró a formar parte del equipo de predicación de los dominicos del oeste de los Estados Unidos y predicó por toda esa región tras finalizar su mandato. Más adelante, fue profesor invitado en el Angelicum, de 1985 a 1997. En 1998 fue nombrado profesor asistente de teología moral, espiritual y dogmática de la Dominican House of Studies. De 2010 a 2013, fue prior del noviciado de Cincinnati y enseñó en el Mt. St. Mary Seminary como profesor adjunto de teología. Luego regresó como profesor titular a la Dominican House of Studies, de la que es profesor emérito desde junio de 2023. Es autor de numerosos libros y publicaciones.
- Se trata de un título honorífico concedido por el Maestro de la Orden, siguiendo la recomendación del Consejo general conforme a algunos requisitos exigidos para la concesión del mencionado título. El título data de 1303, cuando el Papa de entonces Benedicto XI, dominico, creó este grado para que la Orden de Predicadores pudiera conceder la facultad de enseñar teología. Actualmente es un título honorífico y exclusivamente académico, pero es el reconocimiento más alto de excelencia en las Ciencias sagradas dentro de la Orden de Predicadores. ↩︎