Reflexión a partir del evangelio según San Mateo 13, 10-17
(Tultenango, Jueves, 21 de julio de 2022)
La polarización o división es un fenómeno global que podemos observar en todo el mundo. Se da en todos los ámbitos del ser humano en estos términos contrapuestos: conservador y liberal, teísmo y ateísmo, republicano y demócrata, religioso y secular, santo y profano, etc.
Este fenómeno no es nuevo en la historia de la humanidad. En el Evangelio de hoy, Jesús nos muestra la división entre los que son capaces de entender sus parábolas y los que no. En otras palabras, hay una división inevitable entre creyentes y no creyentes. ¿Cómo aborda Jesús esta cuestión?
Por un lado, Jesús no culpa ni critica a los que no son capaces de entender sus parábolas. Por otro lado, afirma que los que son capaces de entender sus parábolas han recibido una gran bendición, porque les han sido concedidos los misterios del reino de Dios.
Frente a esta división, como el mayor predicador que es, Jesús sigue despertando una admirable esperanza en los que creen en él. De hecho, Jesús incluso confía a estos creyentes la misión de hacer que los no creyentes se conviertan en su prójimo. Evidentemente, al responder a la pregunta de un fariseo “¿quién es mi prójimo?” Jesús presenta la parábola del buen samaritano (cf. Lc 10, 29-37) e invita al fariseo a hacer lo mismo que este.
Se nos ha encomendado una vasta misión en medio de un mundo en el que domina más que nunca la polarización. ¿Qué esperanza auténtica podemos aportar a un mundo así? Afortunadamente, nuestro santo padre Domingo nos dejó una preciosa herencia que el hermano Tomás de Aquino resumió en este lema: “Contemplata Aliis Tradere” (cf. ST II-II, 188.6). Esta máxima puede describirse en las dos dimensiones inseparables de nuestro carisma, que son la contemplativa y la apostólica. Más concretamente, estas dos dimensiones inseparables han sido incluso ilustradas por las parábolas gemelas que Jesús enuncia para los que quieren heredar la vida eterna (cf. Lc 10,27): convertirse a la vez en un buen samaritano y en una María, para llevar un ministerio de curación a aquellos con los que se encuentran.
Sacramentalmente, estamos a punto de recibir a Jesús en la Eucaristía. Él se convierte en el mayor misterio y en la bendición que sus discípulos habían recibido. Una vez recibida tal bendición no podemos dejar de compartirla con otras personas haciendo que, especialmente los no creyentes de un mundo polarizado, se conviertan en nuestro prójimo, por muy limitados e imperfectos que seamos.
Por último, el siguiente mensaje del Padre Pío puede animarnos a seguir haciendo brillar la admirable esperanza en el mundo polarizado, independientemente de las situaciones polarizadas del mundo:
Una madre está bordando. Su hijo está sentado en un taburete, observando el trabajo de su madre desde el revés del bordado. El hijo sólo ve los nudos desordenados y los hilos enmarañados del bordado. Entonces se queja: “Madre, ¿qué estás haciendo? Parece demasiado confuso”. La madre baja el bastidor de bordado y muestra el otro lado de su obra. Cada color está en su sitio y la variedad de hilos forma un diseño armonioso. Tal vez, en ocasiones veamos el reverso de la creación como el niño que se sienta en el taburete.