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Cuando comenzamos a pensar en la posibilidad de hacernos dominicos y sentimos que esta idea nos llama cada vez más la atención porque nos parece que es un proyecto de vida posible, entonces pueden darse en nosotros diferentes reacciones: algunos pueden sentirse desconcertados, otros entusiasmados y algunos llenos de curiosidad… es normal. La mayoría de los frailes han vivido lo mismo. Una de las decisiones más difíciles para hacerse dominico es dar el primer paso y ponerse en contacto con la Orden. El primer paso siempre parece más difícil, pero en realidad, es muy fácil ponerse en contacto con nosotros.

En concreto, ¿cuál es el proceso de ingreso de un fraile? Las modalidades pueden variar de un país a otro. Pero existen elementos comunes como, por ejemplo, el “noviciado”. Este es un tiempo en el que las personas que están comenzando (los novicios) viven en juntos y tienen su propia comunidad. En algunas provincias, el noviciado es la primera etapa de la vida dominicana, en otras, existen etapas previas al noviciado. En esta etapa inicial, el fraile tiene una experiencia de vida en comunidad, de oración y de estudio, bajo la dirección de un fraile llamado “Maestro de novicios”. Al comenzar su noviciado, el fraile recibe el hábito dominicano y a lo largo del mismo puede tener algunas experiencias de apostolado.

El noviciado es un tiempo de discernimiento durante el cual, las personas tienen libertad para dejar la vida religiosa si en algún momento así lo deciden. Igualmente, la Orden es libre de permitirle a un novicio continuar adelante o de invitarlo a vivir otra experiencia.

Al final de este año de discernimiento, si la experiencia ha sido positiva, el joven fraile es recibido para hacer sus votos temporales, o “profesión simple”, durante un periodo de tres años. Entonces, el fraile se une al Estudiantado, una comunidad de formación inicial, para seguir realizar sus estudios de filosofía y teología.

Al final de los tres años de profesión simple, el fraile puede pedir un compromiso para toda la vida. Si la Orden lo acepta, él hace sus votos definitivos, llamados “profesión solemne”. Después de esta etapa y una vez terminados los estudios iniciales, los frailes que se preparan para el sacerdocio son ordenados diáconos y, después, sacerdotes.

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