«Hoy la Iglesia urge la presencia de la mujer con liderazgo»

La hermana Rosmery Castañeda M., dominica de las Hermanas de la Caridad Dominica de la Presentación, ha sido seleccionada por el Papa Francisco para participar en el Sínodo sobre la Sinodalidad. Es la única mujer de la Orden de Predicadores que asiste a esta XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, titulada “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, que se está celebrando en Roma del 4 al 29 de octubre.

El Sínodo sobre la Sinodalidad, convocado por el Papa Francisco, se erige como un espacio crucial para la Iglesia Católica, donde líderes religiosos de todo el mundo se reúnen para abordar cuestiones fundamentales que impactan en la fe y la práctica religiosa contemporánea. En este contexto trascendental, la hermana Rosmery Castañeda es una de las 54 mujeres, entre religiosas y laicas, que harán historia al votar por primera vez en un sínodo, con 364 miembros con derecho a voto.

La hermana Rosmery es teóloga, magister en Teología y Biblia. Nacida en Colombia y residente en Panamá, su selección para el Sínodo es un reconocimiento merecido a su amor por la Iglesia y a su labor de evangelización. Su trabajo permanente en la Arquidiócesis de Panamá en la primera etapa del Sínodo fue una buena preparación para su aporte en esta asamblea. Cuenta con un canal de YouTube que dedica a la evangelización y, además, tiene una importante presencia en otras redes sociales (@rosmery.op).

En esta entrevista, realizada en septiembre, se exploran las perspectivas y las expectativas de la hermana Rosmery Castañeda en relación con su papel en el Sínodo sobre la Sinodalidad. Y se analizan sus aspiraciones para el futuro de la Iglesia y su enfoque en la resolución de los desafíos que enfrenta la institución en el siglo XXI.

Entrevista

¿Cómo ha llegado a ser elegida para participar con voz y voto en algo tan importante como un Sínodo de los obispos?

Es la pregunta que me hice al momento de haber oído mi nombre entre las 10 mujeres del continente latinoamericano… Pero no son méritos… es la “sonrisa de Dios en mí”. Lo vi como gratuidad de la Iglesia misma latinoamericana, que bien me conoce por mi participación siempre activa en la evangelización de nuestros pueblos. Además, en este “caminar juntos como Iglesia sinodal”, soy miembro de la reflexión teológica del grupo coordinador del Sínodo sobre la Sinodalidad de la Conferencia Episcopal de Panamá. Y participé a nivel de Regiones del continente americano en la Región CAMEX (Centro América y México).

¿Qué significa para usted participar en este proceso sinodal como representante de la vida religiosa y de la Familia Dominicana?

Para mí es “un llamado y un envío” en estos momentos que vive nuestra Iglesia. Un llamado, porque soy dominica, amo a la Iglesia, vivo en Ella y soy consciente del aporte dado por nuestros padres dominicos, “maestros y guías” que vivieron y actuaron en momentos críticos de la Iglesia. Y lo confirmo con lo que nos dijo el Papa Bendedicto XVI (quien goza de la Gloria de Dios): “Maestros a través de la Palabra y testigos a través de su ejemplo, ellos saben promover un renuevo eclesial estable y profundo, porque han sido ellos mismos profundamente renovados” (Audiencia del 13 de enero 2010). Y un envío, si tomamos en serio los desafíos sinodales que buscan dar un nuevo rostro a la Iglesia.

¿Qué aportes y desafíos cree que tiene este Sínodo para la vida y la misión de la Iglesia hoy?

Ser Iglesia misionera en salida, cercana, de escucha, participativa, siempre en diálogo, con “apertura a todos y a todas”, necesitamos estar abiertos sin marcar diferencias. Una Iglesia pobre, humilde, inclusiva, donde nadie quede por fuera. Hoy la Iglesia urge la presencia de la mujer con liderazgo en muchos frentes pastorales y en la toma de decisiones con voz y voto. Según Lumen Gentium, “Ser Iglesia pueblo de Dios abierta a nuevos ministerios no ordenados, gracias a los dones y carismas que el Espíritu Santo derrama en todos los bautizados”.

¿Qué experiencias de sinodalidad ha vivido o está viviendo en su comunidad y en su relación con otras realidades eclesiales?

Son maravillosas las experiencias vividas en este camino sinodal a nivel parroquial (pues iniciamos desde lo local a lo universal), diocesano, nacional y región de Centro América y México. Cuánto me gustaría comunicarles testimonios eclesiales y misioneros que me ha dado este Sínodo sobre la Sinodalidad. “Escuchar” ha sido el aprendizaje más hermoso que enrutó mi vida por los caminos del Evangelio.

¿Y cómo no hablarles a nivel de mi comunidad? Retomamos el “camino sinodal desde nuestro carisma” y confirmamos que los principios del carisma dominicano y de nuestra Congregación son sinodales, misioneros y participativos. Y nos ha impulsado a buscar nuevas estructuras que faciliten la misión hacia las fronteras, ser comunidades que frecuentan la “conversación espiritual” como método usado en el este Sínodo para hacer el discernimiento en el Espíritu y dar respuestas coherentes con lo que queremos ser.

¿Qué expectativas tiene para el Sínodo sobre la Sinodalidad y cómo se prepara para él?

Tengo mucha esperanza en lo que vamos a vivir como madres y padres sinodales, confiando en el Espíritu Santo, quien es el que lleva y marca cada paso de la Iglesia. La mayor preparación es la oración, la Palabra de Dios como fuerza y luz para discernir el camino que Dios quiere para su Iglesia, y en mi memoria, a Santa Catalina de Siena, a quien admiro cuando dio su “paso a tiempo” a favor de la Iglesia y en el corazón dejo palpitar las palabras de Marie Poussepin, mi fundadora: “Donde la Iglesia nos llame y nuestros hermanos nos necesiten”.

¿Cómo pueden ayudar la oración, el estudio y la predicación en el camino sinodal?

Mucho, muchísimo… En la Orden siempre hablamos de la oración de Santo Domingo. La podemos poner en práctica en estos momentos eclesiales… tenemos enemigos del Sínodo y necesitamos orar, y es la oración la que abre y derriba murallas. El estudio nos favorece para mostrar a otros y a nuestros destinatarios que, desde los principios del Pueblo de Israel, las asambleas eran participativas y los Hechos de los Apóstoles nos muestran que la Iglesia de los inicios era un “caminar juntos” (entiéndase que caminar juntos es escucharnos, dialogar y discernir juntos). La predicación al estilo de fray Antonio Montesinos es prioritaria hoy: defender a los que hemos excluido, hacer justicia por los que sufren, acompañar, acoger y humanizar a los migrantes… que seamos predicadores con corazón sinodal y con sentido social.

¿Y el sistema de gobierno de la Orden de Predicadores?

El Sínodo sobre la Sinodalidad nos está hablando de un gobierno más participativo, más de escucha, menos clerical, con respeto a la palabra del laico y de la mujer. Un gobierno donde las decisiones hayan pasado por la Asamblea y se tengan en cuenta las voces expresadas de todas y de todos.

¿Qué mensaje le gustaría transmitir a la Familia Dominicana del mundo y a los fieles que siguen este proceso sinodal?

Les invito para que vivamos este Kairós de Dios, es todo un Pentecostés que se está viviendo en la Iglesia, y nos sumerjamos en las aguas sinodales a las que somos invitadas e invitados.

Sinodalidad

La sinodalidad denota el estilo particular que califica la vida y la misión de la Iglesia, expresando su naturaleza de Pueblo de Dios que camina y se reúne en asamblea, convocado por el Señor Jesús con la fuerza del Espíritu Santo para anunciar el Evangelio. La sinodalidad debe expresarse en el modo ordinario de vivir y trabajar de la Iglesia.

La sinodalidad, desde este punto de vista, es mucho más que la celebración de reuniones eclesiales y asambleas episcopales, o una cuestión de simple administración interna dentro de la Iglesia; es el modus vivendi et operandi específico de la Iglesia, Pueblo de Dios, que revela y da contenido a su ser como comunión cuando todos sus miembros caminan juntos, se reúnen en asamblea y participan activamente en su misión evangelizadora.

Objetivo de este Sínodo

Este Sínodo pretende ser un proceso sinodal. El objetivo de este proceso sinodal no es proporcionar una experiencia temporal o única de sinodalidad, sino más bien ofrecer una oportunidad para que todo el Pueblo de Dios discierna conjuntamente cómo avanzar en el camino para ser una Iglesia más sinodal a largo plazo.

Una pregunta fundamental nos impulsará y guiará: ¿Cómo permite este caminar juntos que la Iglesia anuncie el Evangelio de acuerdo con la misión que se le ha confiado y qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer como Iglesia sinodal?

La intención del Papa Francisco es que la Iglesia entera participe en la búsqueda de métodos hacia la sinodalidad: es decir, conseguir que, de manera real y efectiva, todos los bautizados, Papa, obispos, sacerdotes, consagrados y laicos caminen juntos en comunión y fraternidad.

Hna. Rosmery Castañeda

Originariamente publicado por: https://www.dominicos.org/noticia/entrevista-rosmery-castanada-sinodo/el 26 de setiembre de 2023

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