Conferencia sobre Liturgia Dominicana Medieval en Toronto

6-7 de marzo de 2023
Pontificio Instituto de Estudios Medievales, Toronto, Canadá

Estos son tiempos apasionantes para la investigación litúrgica dominicana. El Jubileo de la Orden en 2016 estuvo marcado por muchos eventos litúrgicos y académicos, como la conferencia de Oxford en 2015 cuyas ponencias sobre liturgia se publicaron en The Medieval Dominicans: Books, Buildings, Music and Liturgy (2021). Ahora, una nueva conferencia ha reunido a especialistas en liturgia e historia dominicanas, así como a unas dos docenas de frailes dominicos de siete provincias diferentes.

La conferencia se titulaba “La vida ritual en la Orden Dominicana en el medioevo: expresiones litúrgicas” y fue organizada por Fr. Augustine Thompson, OP, presidente del Pontificio Instituto de Estudios Medievales (PIMS) y miembro de la comisión litúrgica de la Orden (CLIOP). La institución anfitriona fue el PIMS, en la Universidad de Toronto, con el copatrocinio del Instituto Dominicano de Toronto, la Cátedra Leonard E. Boyle de Estudios Manuscritos, el Instituto Sheptysky de Estudios Cristianos Orientales y la Universidad de St Michael’s College, Toronto.

La conferencia de dos días (6-7 de marzo) coincidió con la fiesta de Santo Tomás de Aquino en el calendario del rito dominicano. El primer día tuvo dos partes: Las reformas de Humberto de Romans y su recepción, y Música y canto dominicano. El segundo día trató sobre Las liturgias de santo Tomás de Aquino, ya que este año celebramos los 700 años de su canonización. Cada serie de ponencias fue seguida de un panel de preguntas y respuestas.

Las contribuciones académicas cobraron vida de manera maravillosa gracias a las liturgias de la fiesta de Santo Tomás en la iglesia de San Basilio de la Universidad, a saber, las primeras vísperas solemnes del 6 de marzo y la misa solemne del 7 de marzo, celebradas y servidas por los hermanos asistentes, con el canto dominicano dirigido por Viva Vox Cantores bajo su director dominico laico, Michael O’Connor.

También hubo una visita a la biblioteca del PIMS para ver los manuscritos dominicanos que se conservan en Toronto, como el precioso Bergendal MS 1 que contiene el Speculum sanctorale y la Cronica imperatorum de Bernard Gui, OP, fechados en 1329 en Aviñón, que el propio Bernard había presentado al Papa Juan XXII.

La conferencia en su conjunto reveló la vitalidad actual de la erudición litúrgica e histórica dominicana, pero aún queda mucho por hacer. La impresionante unidad litúrgica construida por Humbert ya no es una realidad en la Orden y hoy existe una clara necesidad de formación litúrgica. Es de esperar que esta conferencia, tanto las charlas como las liturgias y las interacciones fraternales, inspiren más trabajo sobre la liturgia dominicana.

Matthew Jarvis, OP (CLIOP)

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Courtesy of the University of St. Michael’s College.

A continuación se ofrece un breve resumen de cada uno de los artículos.

Dominik Jurczak, OP (presidente del CLIOP y recientemente nombrado Decano de Teología en el Angelicum) comenzó describiendo el proyecto litúrgico de Humbert en los años 1240-50 como una búsqueda de uniformidad al servicio de la unidad de la Orden, situado en el contexto más amplio de las reformas gregorianas y de Letrán IV, que promovía la liturgia cisterciense y la reforma de los cánones regulares. La “policentralidad litúrgica dominicana” es de nuevo un desafío para la Orden en la actualidad. Mientras que Humbert encontró textos litúrgicos en gran medida consistentes en toda la Orden, su logro fue unificar nuestros gestos y música.

Eleanor Giraud (Universidad de Limerick, Irlanda) reevaluó el “Códice Humbert” fundacional (Santa Sabina MS XIV L1), mostrando que era tanto un prototipo para la liturgia dominicana completa en 14 libros como un trabajo en progreso. A pesar de su clara intención de ser un ejemplar definitivo, el manuscrito muestra varias revisiones menores, incluyendo nuevas fiestas de santos como san Pedro Mártir, correcciones a transposiciones modales en el canto que muestran que la restauración en Si bemol tuvo lugar antes o durante la producción de este manuscrito, y varias notas marginales.

Innocent Smith, OP (St Mary’s Seminary and University, Maryland, EE.UU.) analizó las diferencias entre dos formas del Misal dominicano, el Missale conventuale y el Missale minorum altarium, ambos en el Códice Humbert, y presentó su censo en curso de los misales posteriores a Humbert, que llegan a 70 manuscritos entre los siglos XIII y XVI. Concluyó que no siempre se siguió la tipología de dos misales establecida por Humbert. Los misales anteriores a Humbert siguieron utilizándose y actualizándose, mientras que los misales posteriores a Humbert muestran una diversidad de presentación en las rúbricas, la notación musical y la hibridación entre las dos tipologías de misales, aunque los textos siguen siendo coherentes.

Augustine Thompson, OP (PIMS, CLIOP) presentó el ‘Officium’ de los penitentes dominicos y los hermanos legos. Letrán IV había decretado que todos los fieles debían recitar el Pater, el Ave y el Credo, al menos en lengua vernácula, antes de su confesión y comunión anual. En la práctica, la gente conocía estas oraciones en latín, normalmente aprendidas en las rodillas de su madre, utilizando un cordón para contar las oraciones. Los grupos de mujeres penitentes nacieron de iniciativas espontáneas de laicas, pero buscaron vincularse a las órdenes existentes a partir de la década de 1280; los hombres se unieron a los penitentes dominicos desde principios de 1400. Los penitentes adoptaron las prácticas devocionales de los hermanos legos, que recitaban el Pater en la iglesia durante los oficios corales, ajustando sus posturas a las de los clérigos y expresando así su unidad en la oración. Santa Catalina de Siena aconsejó a una penitente que fuera moderada y no quebrantara su salud, que se abandonara a la Sangre de Cristo en lugar de preocuparse por completar la cuota de Paters. De estos penitentes surgió la Tercera Orden a principios del siglo XV de una manera más formal.

El debate posterior puso de relieve que el proyecto de Humbert no era una “reforma” como tal, sino una unificación nueva y continua. Humbert expresó su vergüenza de que los dominicos estuvieran menos unidad que otras órdenes. En la controversia seculares-mendicantes, la Orden tuvo que justificarse reclamando un ‘locus’: dado que los frailes eran itinerantes en lugar de ‘estables’, los dominicos buscaron un locus psicológico, que incluía una liturgia unificada en la que cualquier fraile viajero encontraría su hogar.

Margot Fassler (Notre Dame, EE.UU.) ofreció una mirada original sobre María Magdalena, patrona de la Orden, a través de nuestras fuentes litúrgicas. Los responsorios para el oficio dominicano de la Magdalena no eran ni Victorinos ni de Notre Dame en París, sino únicos en un patrón fijado por los « cuatro frailes » en la década de 1240; los responsorios son importantes para contar la historia de un santo y consolidar su identidad. A menudo se hacía hincapié en las lágrimas de la Magdalena. Pero las lecturas del leccionario y del breviario eran variadas y cambiaban con el tiempo.

Constant Mews (Monash University, Australia) estableció conexiones entre las teorías musicales de Juan de Garland y el dominico Jerónimo de Moray [sic]. Juan habla de la “retórica” de la música, incluidos sus “colores” y el placer de oír el sonido. Jerónimo, establecido en París, escribió a finales del siglo XIII el Tractatus de musica, en el que recopila la teoría musical de los antiguos (Aristóteles, Boecio) y presenta también las prácticas musicales más recientes (música instrumental, polifonía). Para Jerónimo, el rasgo distintivo de la música es que distingue entre los tonos y los sonidos.

La última parte se centró en la fiesta de la Traslación de santo Tomás de Aquino (28 de enero). A los cistercienses de Fossanova se les atribuye el mérito de fomentar la primera devoción a Santo Tomás: en lugar de celebrar su Réquiem, celebraron inmediatamente le misa de un Confesor. Fue necesario que el Papa Urbano V decretara el traslado del cuerpo a Toulouse y su custodia por los dominicos en 1368-9.

Marika Räsänen (Universidad de Turku, Finlandia) explicó los antecedentes históricos y mencionó el sentimiento dominico francés de que la Traslación de santo Tomás compensaba el hecho de que las reliquias de santo Domingo se conservaran en Bolonia a pesar de los orígenes tolosanos de la Orden. Las lecciones de maitines y los cantos cuentan la historia de la Traslación y destacan el texto del Salmo “Rigans montes”, una parte importante de la devoción personal de santo Tomás de Aquino y el texto que eligió para su famosa disputa de 1256 en París. Curiosamente, el Cisma de Occidente también dividió a la Orden durante un tiempo, por lo que este oficio de la Traslación tuvo dos formas distintas de cantarse. Por falta de popularidad, la fiesta se abandonó en el siglo XVI, para reintroducirse al siglo siguiente, pero sin el oficio medieval.

Richard Sundt (Universidad de Oregón, EE.UU.) se centró en la arquitectura de la iglesia de los Jacobinos de Toulouse y su santuario de Aquino, profusamente ilustrado con numerosas fotos. La iglesia de los Jacobinos se construyó en cuatro etapas a lo largo de dos siglos (1229-1385); la famosa bóveda de la palmera data de 1292. La Traslación de 1369 reunió el cráneo de Aquino con su cuerpo, aunque con sólo 50 de los 206 huesos, separados de nuevo más tarde, cuando se construyó un gran mausoleo barroco en 1630, gracias a grandes donaciones, entre ellas la del rey de Francia. La revolución francesa destruyó el santuario, pero las reliquias se salvaron en la cercana basílica de San Sernín. En el siglo XIX se hicieron nuevos relicarios y en los años 50-70 se excavó y restauró a fondo la iglesia, antes de la celebración en 1974 de los 700 años de la muerte de Tomás de Aquino. Es evidente que la legislación medieval dominica, que insistía en la sencillez de la arquitectura y la decoración, no siempre se respetó a lo largo de los siglos.

M. Michèle Mulchahey (PIMS) compartió su edición de trabajo de sermones recientemente descubiertos para la fiesta y Traslación de Tomás  de Aquino en el MS 342 de Toulouse (fechado probablemente en la década de 1390). La Orden utilizaba la liturgia y la predicación para contar su propia historia sobre el Aquinate, celebrando su legado intelectual y su pureza moral y defendiendo la traslación de sus reliquias. Estos 7 sermones utilizan textos bíblicos para presentar a Tomás como el Doctor Communis, el maestro unificado que contiene toda la sabiduría, superando a otros doctores. También se comparten algunos pasajes humorísticos: Aquino es comparado con la luz de la luna, que se creía que calentaba las vísceras de los peces, haciendo que se desenredaran ¡ya que su enseñanza desentraña las complejidades de las Sentencias de Pedro Lombardo!

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