“Vivir el Jubileo, siendo testigos de esperanza”

Encuentro para la Vida Consagrada

Vita Consacrata – Iubilaeum 2025

Hablar del Jubileo es hablar de algo nuevo, de un tiempo de gracia, para reconocer los pasos de Dios en la historia, en la Iglesia, en la vida de la comunidad y en lo personal. Un tiempo para volver a confiar en Dios, poner en sus manos todos nuestros proyectos y lo que más anhela nuestro corazón. Celebrar el Jubileo es una llamada a la reconciliación, al perdón, a la unidad, a fortalecer la fraternidad, al cuidado del uno por el otro, a promover la justicia. 

Es una oportunidad para volver a lo fundamental de nuestra vida consagrada dominicana, es un tiempo propicio para evaluar y mejorar “la calidad de vida” fraterna, la oración, el estudio y la predicación. Todo eso nos llevará a ser portadores de esperanza, portadores del Evangelio de la paz, caminando juntos siendo Iglesia sinodal. 

Con ocasión del año del Jubileo de la Orden de 2016, fray Bruno Cadoré, OP, nos recordaba en su carta: “Pero, sin duda, el futuro de la predicación del Evangelio de la paz, el futuro de la proclamación de que este mundo, tal como es, es el lugar donde Dios quiere hacer germinar la semilla del Reino, no será el resultado de planes estratégicos, por más pertinentes que éstos puedan ser. Como Domingo quería hacerle comprender al Papa cuando le pedía que confirmara los primeros frutos de su intuición, el fuego del Evangelio debe abrazar primero la existencia de cada predicador: ellos debían «ser» Predicadores. Ese fuego interior fue el que nos dio un día la audacia de pedir la gracia de consagrar toda nuestra vida a la Palabra. Ese mismo fuego es el que puede introducir en nosotros la impaciencia, el insomnio, la esperanza de que, de pueblo en pueblo, el nombre de Jesucristo sea el nombre de un hermano y de un amigo que viene a vivir en familiaridad con los hombres, inspirando a todos la confianza para ir hacia Él (ST III q 40 resp3)”.

Del 1 al 4 del pasado mes de febrero, el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica ha organizado un congreso de apertura de preparación para el Jubileo 2025, con el lema: “Peregrinos de esperanza, por el camino de la paz”. Se nos invita a todos los consagrados a entrar en estos cuatro movimientos: creer en la esperanza, creer en la caridad, caminar con la fuerza de la fe y testimoniar la esperanza, siendo promotores de paz. Esta es la buena noticia que los consagrados podemos compartir con los demás: ser signo y presencia de esperanza en un mundo donde hay tanto dolor y sufrimientos. Como hombres y mujeres de fe, con “ternura y coraje”, estamos llamados a compartir la alegría de creer en un Dios vivo, encarnado, compañero de camino, de los que luchan por un mundo mejor. Nuestra propia vida en comunión es testimonio vivo del Evangelio de la “fraternidad”, “fortaleciendo los lazos que nos unen como hermanos y hermanas en Cristo”. Entonces, se nos dirá: “¡Cuán hermosos los pies de los que anuncian la paz, la Buena Nueva” (Rom 10, 15). Que este Jubileo de la Vida Consagrada alimente nuestra esperanza y sostenga nuestro compromiso de promover una cultura de paz, solidaridad y cuidado mutuo. 

Fray Leoncio Vallejo Benítez, OP.

Convento Santo Domingo Ra’ykuera

Asunción, Paraguay

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