Vita Consacrata – Iubilaeum 2025
La Vida Consagrada, como todos los demás integrantes de la Iglesia, está llamada a vivir un tiempo de preparación para el Año Santo 2025. Es una oportunidad que se nos regala como consagrados en la Iglesia, para mirarnos como tal y descubrir nuevamente la belleza de nuestra vocación. Se nos invita también a replantear todo aquello que necesita ser modificado y renovado para responder con mayor autenticidad a la voz del Espíritu, siempre novedosa y atrayente.
En los inicios de la Orden de Predicadores, hubo un hombre y con él otros y otras que supieron dejarse inquietar por esa llamada de renovación fuerte, exigente y vital en la vida de la Iglesia. Nuestro Padre Santo Domingo y sus compañeros y compañeras del inicio de la Orden nos enseñan cómo ser esos faros que la humanidad necesita en tiempos difíciles. Conducidos por el fuego del Espíritu, iban contagiando a cuantos se encontraban la frescura del Evangelio, con sencillez, cercanía y profundidad, sin imponer la Verdad sino más bien por el camino de la paz y del diálogo.
En el encuentro realizado en Roma, del 1 al 4 de febrero de 2024, correspondiente a la II fase preparatoria para el Jubileo, con el lema “Peregrinos de esperanza por el camino de la paz”, participamos representantes de la Vida Consagrada de 60 países. Se nos propuso mirar juntos, desde el diálogo en el espíritu y en un ambiente sinodal, los gozos, las penas y los sueños que tenemos como Vida Consagrada en nuestros ambientes. Este tipo de experiencia compartida nos permite reconocer que tan urgente se hace ayudarnos entre todos a buscar nuevos caminos y a disponer nuestros dones para que Dios escriba una nueva historia con nosotros.
Las acciones que se nos propuso experimentar en el encuentro mencionado estaban enmarcadas en unos verbos muy sugerentes: creer, crecer y caminar.
Creer en la esperanza; en Jesús, en su palabra, en su amor. La invitación es dejarse abrazar, creyendo en la Palabra “Tú eres mi hija/o amada/o”. Santo Domingo creyó en Jesús. Es por eso que con todas sus fuerzas se embarcó en la tarea de anunciar esta Buena Nueva, deseando que todos se salven, sabiéndose hijos amados de Dios.
A los pies de Jesús, acogiendo su amor gratuito, escuchándole y escuchándonos entre nosotros, es una buena manera de prepararnos para vivir el Jubileo.
Crecer en la caridad, contemplando el modo de vivir y de relacionarse que tuvo Jesús y que tuvo Santo Domingo, que lloraba de compasión por los pecadores. Crecer nos mueve a dejar estilos viejos que no nos ayudan a vivir como hermanos, para adoptar nuevas maneras de vincularnos, de cuidarnos unos a otros, sin discriminación.
Caminar implica a todos los sentidos, cambio de postura, atención a lo que sucede por el camino. Este movimiento hace alusión a que no nos guardamos la experiencia para vivirlo en solitario, sino que somos portadores de una Buena Noticia que nos movilizó primero y queremos compartir con otros, acogiendo también lo que se nos ofrece en los hermanos.
Santo Domingo, Predicador Itinerante nos ayude a desinstalarnos de nuestros mundos seguros y tranquilos para asumir el riesgo de salir al encuentro de los otros y enriquecernos mutuamente.
La Congregación a la que pertenezco está viviendo también un año jubilar, por los 50 años de la Pascua de nuestra Fundadora. Nuestra familia religiosa es relativamente joven, llevamos 83 años de existencia. Fuimos fundadas por una religiosa dominica, proveniente de Argentina, la Madre Imelda Zapata, y un Obispo paraguayo, Monseñor Juan Sinforiano Bogarín.
Desde hace unos años venimos revisando nuestra historia congregacional, con el deseo de asumir con mayor claridad nuestra identidad como dominicas con el carisma propio de la fundación. Estos tiempos especiales de jubileo nos ayudan a ponernos en apertura al Espíritu para buscar juntas los caminos de renovación que necesitamos.
Como Congregación, estamos en sintonía con la Iglesia, nos sentimos llamadas a reavivar el fuego de nuestra vida consagrada. Con pasos lentos, vamos comprendiendo la necesidad de una transformación de fondo que nos convierta en testigos de esperanza, en comunión con los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
Hna. Nilda Ynés Lugo Samaniego, OP
La Hermana Nilda Ynés Lugo Samaniego, OP, pertenece a la Congregación de Dominicas Misioneras Parroquiales del Santísimo Sacramento, de fundación paraguaya. Nacida en Paraguay el 10 de enero de 1971, lleva 32 años de profesión religiosa. Además de la formación religiosa recibida en la Congregación, ha hecho cursos de acompañamiento vocacional y para la formación inicial. A nivel académico formal, es Profesora de Educación Inicial y Licenciada en Historia por la Universidad Católica de Asunción, Paraguay. Actualmente se desempeña como Maestra de Novicias e imparte clases de Historia y Cultura Religiosa en un colegio de la Congregación.