El beato dominico Pier Giorgio Frassati (Hermano Jerónimo) canonizado en verano de 2025

Fuente: Associazione Pier Giorgio Frassati

Una nueva canonización para un miembro de la Familia Dominicana: el Beato Pier Giorgio Frassati. En su audiencia general del 20 de noviembre de 2024, el Papa Francisco anunció que este evento tendrá lugar en el marco del Jubileo de los jóvenes, como punto culminante de las jornadas estivales dedicadas a los jóvenes durante el próximo Año Santo 2025.

El joven estudiante torinés, ya beatificado en 1990, será contado entre los santos gracias al reconocimiento oficial de la Iglesia: este acto tiene un valor universal y extiende el culto público hacia Frassati en el mundo.

Nacido en Torino (Italia) en 1901 y fallecido en la misma ciudad en 1925, Pier Giorgio Frassati vivía en una familia acomodada con su madre Adelaida, su padre Alfredo (senador, fundador y director del periódico La Stampa y luego, durante un breve periodo, embajador de Italia en Berlín) y su hermana Luciana. Mientras sus estudios le llevaron hasta la Facultad de Ingeniería, Pier Giorgio creció en la fe cristiana participando en las numerosas actividades que se desarrollaban en la Turín católica de su época. Cultivó su unión con Dios a través de la oración diaria y los sacramentos y trató de profundizar en su educación leyendo los escritos de grandes autores de la tradición cristiana.

En su búsqueda personal de la verdad, Pier Giorgio conoció a los frailes dominicos del convento de Santo Domingo de Turín: Reginaldo Giuliani, los dos hermanos Filippo y Francesco Robotti, Enrico Ibertis y otros. En la breve vida terrenal del joven turinés no faltaron afiliaciones y participaciones convencidas en diversos grupos católicos (entre ellos, el Partido Popular Italiano, Acción Cattolica y la FUCI); pero, entre tantos carnés de afiliación, fue sólo en la Tercera Orden Dominicana donde Pier Giorgio decidió comprometerse con una “profesión”.

En diálogo con los frailes dominicos descubrió el ideal de la Orden de Predicadores: predicar, es decir, hablar de Dios, para la salvación eterna de las almas. No lo vive como religioso, sino como laico joven, comprometido en el mundo, pero consciente de ser llamado por Dios a la santidad.  

La Tercera Orden Dominicana (hoy llamada Laicado Dominicano) se convirtió para el joven Frassati en el ambiente oportuno para crecer en la bondad: el lugar para conocer al Señor y llevarlo a los demás, siempre con alegría y disponibilidad, para dar algo de sí mismo a los muchos necesitados. Así, a partir de la primavera de 1922, Pier Giorgio fue acogido gradualmente en la fraternidad de los terciarios dominicos, prometiendo vivir fielmente los desahogados compromisos de oración y formación que incumben a los terciarios de nuestra Orden. 

Cautivado por la figura del fundador Santo Domingo y asiduo lector de las obras de Santa Catalina de Siena, al entrar en la vida dominicana Pier Giorgio eligió para sí el nombre de “fra Girolamo”. Lo explica claramente a frailes y amigos: es el mismo nombre de Girolamo Savonarola, el valiente predicador dominico del siglo XV que, aunque incomprendido por muchos, quiso instaurar la justicia en la ciudad y construir una sociedad coherente con el Evangelio de Jesucristo. Es el mismo ideal de Frassati, que se comprometió con entusiasmo como católico en la política y, al mismo tiempo, aportó su discreta y silenciosa ayuda concreta a las personas más abandonadas y solitarias.  

Con alegría, Pier Giorgio sabe ser amigo de sus compañeros y compartir con ellos la belleza de la fe cristiana, en el juego, en los alegres viajes a la montaña y en el empeño por el estudio. Pero, al menos con algunos de ellos, comparte también la profundidad de la pertenencia a los dominicos: les invita a unirse, también a ellos, a la Tercera Orden en la que ya se ha integrado felizmente, para que también sus amigos puedan saborear la misma alegría. La oración vivida en la Misa diaria, en la adoración de la Eucaristía, el rezo del Rosario, y la lectura de los grandes autores dominicos son la riqueza que lleva al joven Frassati a entregarse cada día en compañía de los amigos, así como en la ayuda a los que sufren olvidados por el mundo.  

En sus últimos meses, Pier Giorgio se procuró algunos libros para conocer el pensamiento de santo Tomás de Aquino, que tanto le interesaba. Pero su existencia terrena se acercaba a su fin: tras una brevísima enfermedad, el 4 de julio de 1925 entró en el gozo eterno del Señor que siempre había buscado.

Con la canonización del beato Pier Giorgio Frassati, la Iglesia ofrece a todos el ejemplo de un joven que siguió al Señor hasta el final y se confió a su intercesión. También para nosotros, dominicos, existe la alegría de saber que un amigo nuestro de hace cien años, que como joven laico compartió nuestro ideal de vida, nos ayuda con su oración y nos espera en la felicidad del Paraíso.

Fray Massimo Mancini, OP
Postulador General de la Orden de Predicadores

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