Presentamos el testimonio de Fr. Samuel Hakeem, OP, Promotor Vocacional de la Provincia de St. Albert, USA, al recodar el Taller de Promotores Vocacionales realizado en Roma, del 17 al 22 de junio.

Testimonio

Terminé nuestra última junta de admisiones del año y tuve menos de un día para alistar las maletas viajar a Roma para participar de la reunión de los Promotores Dominicos de Vocaciones. Cansado tras la junta de admisiones, no estaba seguro de qué esperar de este encuentro. ¿Cómo sería reunir a promotores de vocaciones de 27 provincias, trabajar en tres idiomas diferentes, cada uno con sus propias distinciones culturales y enfoque de la promoción vocacional y la formación? Por lo menos, sabía que sería un tiempo valioso para compartir la vida dominicana, lo cual ya era suficiente para mantenerme entusiasmado con el viaje.

¡El encuentro superó todas las expectativas! Fue un tiempo lleno de gracia, marcado por el espíritu alegre de nuestro Santo Fundador, su celo por la misión y su núcleo contemplativo. Escuchamos presentaciones de frailes y otros expertos sobre temas significativos para nuestro trabajo como promotores: la creación de una cultura de las vocaciones, completada con un nuevo enfoque hermenéutico y evangélico del ministerio; los núcleos irrenunciables del discernimiento dominicano; la espiritualidad dominicana para el acompañamiento vocacional; el estado de la vocación del hermano cooperador hoy; la Sagrada Escritura y el acompañamiento vocacional; el acompañamiento espiritual y la evaluación de los candidatos; y el uso eficaz de los medios de comunicación en la promoción vocacional. Compartimos, entre nosotros, las mejores prácticas. Rezamos unos con otros y unos por otros. Disfrutamos del tiempo como hermanos, apreciando las formas en que nuestra fraternidad trasciende las fronteras del idioma, la cultura y la edad. Quizás igual de valioso que las excelentes conferencias fue el intercambio informal de ideas y enfoques durante las comidas y los momentos de recreo. En efecto, fue un tiempo de gracia para todos.

Me voy de esta conferencia sintiéndome renovado y revitalizado en mi ministerio -¡un poco sorprendido por los días plenos que tuvimos! El tiempo que pasamos juntos nos sirvió para recordar que nuestra misión dominicana es tan importante hoy como lo era en la época de la fundación de la Orden. Dios sigue llamando a hombres buenos a nuestra forma de vida en una época en la que no es así para todas las órdenes religiosas. Todos tenemos trabajo que hacer acompañando y animando a estos hombres en su discernimiento. El futuro no se parecerá al pasado -ya sea hace 800 años o hace 30- pero la necesidad urgente de predicadores, para la salvación de las almas, que prediquen primero a través del testimonio de nuestra vida, siempre permanecerá. Que nuestro Santo Padre Domingo interceda por nosotros, ¡como prometió que haría! “Cumple Oh Padre tu promesa”.

Fr. Samuel Hakeem, OP
St. Albert USA

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