Homilía del 1 de agosto 2022 de fr. William Loh, OP
Lunes de la semana 18 del tiempo ordinario
Hay algo en compartir una comida con alguien; de hecho, nuestro Señor eligió este escenario para la Eucaristía, para el culto. Hay un intercambio, una entrega de uno mismo, una comunión. Un obispo, en sus últimos días, en su lecho de muerte, citó la película El festín de Babette y dijo que “lo único que nos llevamos cuando morimos es lo que hemos dado”. Sorprendentemente, Dios nos ha dado la libertad, como seres humanos, de darnos a los demás, incluso ofreciendo a Dios lo poco que tenemos. Todas las cosas vienen de Él, y sin embargo nosotros, como seres racionales secundarios, tenemos la oportunidad de participar con Dios en el ser y el devenir del mundo. No somos simples robots; comemos, sentimos y experimentamos el drama de la vida.
A veces queremos alejarnos de todo; especialmente en los momentos de crisis, huimos a ese lugar solitario. “¡Vete! Déjame en paz, deja que otros se las arreglen solos”, pero la dura realidad del mundo nos hace volver, vemos la necesidad, el mundo está hambriento de Cristo. Y Cristo nos dice “Aliméntalos tú”. Dios nos ha dado todo lo que necesitamos. “Pero Señor, he hecho cálculos, no tengo suficiente para dar, ¡ni siquiera sé a dónde va todo esto!”. Pero entonces nos dice Cristo: “No los eches, dame lo que tengas”. Hay algo de humildad y a la vez de liberación en este saber: que, aunque yo crea que no tengo suficiente para dar, puedo confiar en que al final el Señor proveerá. Cuando nos enfrentamos a una dificultad, estamos llamados a afrontar el reto juntos. No huimos a ese lugar solitario, sino que asumimos la responsabilidad en comunión. ¿Nos atrevemos a confiar en Cristo con los limitados recursos que tenemos, con nuestro tiempo y nuestra atención? El Evangelio nos recuerda que no depende sólo de nosotros, sino que participamos de la voluntad de Dios. Dios toma lo poco que tenemos y alimenta a los muchos: el Señor provee.
¿Qué son tus cinco panes y dos peces, los estás guardando para después? Da lo que puedas, Cristo dará en exceso; haz lo mejor que puedas y deja que Dios se encargue del resto.
Fr. William Loh, OP
