A todos los hermanos les gusta acoger a las nuevas vocaciones prometedoras, pero muy pocos se sienten cómodos promoviéndolas.
Por eso el P. Juan Manuel Hernández, Promotor General para la Formación, nos invitó a Roma a los promotores de todas las provincias de la Orden. Compartimos las mejores prácticas y principios para prepararnos a acoger las nuevas vocaciones, esos jóvenes a los que el Señor llama a la Orden, como nos ha llamado a nosotros en nuestro tiempo.
Me conmovió la observación de que las órdenes religiosas no existen para perpetuarse sino para ejercer su carisma. Hay una forma humana y casi depredadora de promover las vocaciones, porque las necesitamos para perpetuar nuestras instituciones. La Orden Dominicana es una oportunidad para que cada fraile viva la vida abundante en la que Cristo nos ha introducido. En esto, somos promotores de la vida en abundancia, en la forma que Santo Domingo recibió del Señor.
Fr. Fabián Martín, agustino, fue llamativo al describir los cuatro actos de fe de la promoción: la fe en Dios, en los jóvenes, en el carisma de su congregación y en su propia vocación. Describió las formas en que estas fes se traicionan en la práctica: “Si Dios les llama, vendrán por sí mismos”, “Me incomoda la idea de que Dios pueda llamarme a la santidad, ¿cómo puedo llamar yo a mi vez?”, “La promoción es demasiado difícil sin formación. No tengo tiempo para formarme, pero puedo formarte si quieres”.
Un hermano aventuró esta divertida idea, quizá inexacta pero interesante: “No creo que el Espíritu Santo sea lo bastante creativo como para crear nuevos carismas, así que antes de querer crear una nueva orden, quizá deberíamos mirar a ver si el Espíritu Santo no se ha expresado ya a través de un carisma similar”. Cada uno tomará lo que convenga de lo que se diga.
“¿Cómo elegimos a 12 candidatos entre los 500 que llaman a nuestra puerta en Nigeria?” “¿Cómo hablamos al corazón del candidato adecuado?” “¿Cómo nos ocupamos del que no podrá volver con nosotros?” o “¿Cómo tenemos un proyecto provincial claro que presentar?” fueron ocasión para un intercambio sobre “buenas prácticas”, en el que cada hermano pudo formarse.
No diremos ni una palabra sobre las grandes carcajadas, la calidad de la pasta, la profundidad de la oración y la riqueza de nuestra diversidad. Si conoce las gracias de la Orden de Predicadores, podrá imaginárselo muy bien.
P. Raphaël de Bouillé, OP
Promotor de Vocaciones
Provincia dominicana de Francia
23/6/2024