Incluso en la oscuridad, Dios puede realizar sus obras grandes: desde el acto de la Creación sobre el vacío oscuro y sin forma, hasta el Éxodo de Egipto después de la noche de Pascua. Más tarde, en Belén, el Señor Jesús nació en la oscuridad de la noche; Él nos dio la Eucaristía y el sacerdocio en la noche trágica del Cenáculo.Cuando murió en la Cruz, “las tinieblas cubrieron la tierra”. Yacía en la oscuridad del sepulcro, pero al tercer día, cuando aún estaba oscuro, resucitó de entre los muertos.
La oscuridad de la tumba de Jesús nos invita a confiar en el Padre nuestros momentos más oscuros y difíciles, a confiar en un Dios que nos acompaña y nos precede, porque este Dios saca el sentido del sinsentido, la esperanza de la desesperación, la victoria de la derrota, la vida de la muerte.
¡Mis mejores deseos fraternales para una Pascua llena de gracia!
Fr. Gerard Francisco Timoner III, OP
Maestro de la Orden