Reflexión santo Evangelio según san Mateo (12,14-21)
del 16 de Julio 2022
Todos estaremos de acuerdo que Jesús no fue un cobarde al retirarse del pueblo donde sus enemigos tramaban contra él, pero no quería ni debía actuar de la misma forma que actuaban sus enemigos, sus actitudes y acciones iban en sentido contrario a las que buscaban la confrontación, la violencia, la descalificación con intereses perversos. Así que dejó el pueblo, pero siguió haciendo sin miedo lo que siempre había hecho: llevar curación y alegría a la vida de la gente. Mateo nos dice específicamente que Jesús curaba a todos los que venían a él. No discriminaba ni miraba las posibilidades de los que acudían a él. Su servicio era para todos. En medio del sufrimiento y la oposición.
Pienso, entonces, que nosotros como dominicos deberían animarnos con este ejemplo: No tenemos que añadir fuego a este mundo, muchas veces, violento y egoísta; pero tampoco debemos dejar de cumplir la misión que Dios nos ha encomendado predicar el Evangelio de la Paz y la Justicia.
Aquí me permito recordar aquellas palabras del prólogo de las Actas de la Capítulo General de Bolonia de 2016, cuando pregunta para que envía Jesús a sus discípulos, el Capítulo respondía: “somos enviados a predicar la misericordia de Dios y nuestra reconciliación con Él y con los hermanos (cf. 2 Cor 5, 20). La predicación dominicana, al igual que la de Domingo, debe pacificar las relaciones heridas y traer paz al mundo.”
Así, hermanos al mismo tiempo que reitero la Bienvenida que les hemos dado el día de ayer, los invito a que renovemos en este capítulo el compromiso que tenemos con la predicación de la Palabra de Dios, que jamás destruye y divide, sino que comunica y edifica.
Dios los bendiga a todos.